Esta semana, hablando con colegas de otras editoriales, me entero de una nueva dificultad que se va abriendo paso en el sector... algunas librerías comienzan a aceptar
sólo libros en depósito de determinados fondos y/o editoriales (se denomina com¡nsigna). La consecuencia (y a la vez es la necesidad de cambio del modelo de negocio en determinados -por no decir todos- los entornos editoriales. Si las librerías no compran -hasta que no venden- y las distribuidoras (o en su caso los editores) tienen que soportar la financiación completa de los libros editados e impresos, sólo nos queda una salida; o imprimimos bajo demanda, o tenemos una póliza de crédito de muchos ceros -no estamos hablando de si luego podemos afrontar el coste financiero, eso es otra cosa-. El propio mercado, curiosamente, nos lleva a un sistema bajo demanda, a la distribución bajo demanda, a la distribución de libros en formatos electrónicos... algo que en otras industrias es algo asumido y gestionado desde hace decenios ¿porqué nos cuesta tanto?
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